Un ejemplo de un zigurat sencillo es el Templo blanco de Uruk, en la antigua Sumer. El zigurat en sí sólo es la base sobre la que se levanta el templo blanco. El propósito es acercar el templo al cielo, al cual se accede desde el nivel del suelo por unas escaleras.
Un ejemplo de un gran y complejo zigurat es el dedicado a Marduk en Babilonia. No ha quedado gran cosa de esta gran estructura, ni siquiera al nivel del suelo, pero las prospecciones arqueológicas y las noticias históricas que de él tenemos nos hablan de un zigurat de siete niveles pintados de diferentes colores, coronado con un templo de bellas proporciones. El templo parece haber estado pintado de color índigo al igual que el último nivel. Se sabe que había tres escaleras que llevaban al templo, dos de las cuales (las laterales) sólo ascendían hasta la mitad de la altura del zigurat. También era donde le rezaban a los dioses de Mesopotania.
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