Yaiá y Viyaiá fueron maldecidos por los sabios Kumarás a nacer en la Tierra por haber sido insolentes. Los guardianes habían rehusado la entrada a estos tres hermanos Kumārá (Sanat, Sananda y Sanātana, hijos directos del dios Brahmā), quienes, por sus poderes, habían mantenido la forma de bebés de unos cinco años de edad, para evitar el deseo sexual
Los porteros no querían dejar que tres bebés desnudos (que finalmente molestarían al dios Vishnú, amo de los dos porteros), por lo que se negaron a dejarlos pasar. Por su insolencia, estos iracundos monjes los maldijeron a ser expulsados de Vaikunthá y a nacer en la Tierra. El bondadoso Vishnú acordó que debían ser castigados, pero mitigó el efecto de la maldición: les preguntó a los dos porteros si querían nacer siete veces como devotos del Señor o tres veces como sus enemigos. Como la intención de los dos porteros era la de volver lo más pronto posible, eligieron ser enemigos de Dios.
Yagai (Jagadananda) y Madhai (Madhavananda) eran dos hermanos nacidos como brahmanas (la casta de los sacerdotes) pero que se habían dedicado a actividades pecaminosas. Fueron convertidos en predicadores por Chaitania, por lo que se los consideró la cuarta reencarnación de Yaiá y Viyaiá.
Para explicar por qué en los antiguos Puruñas se decía que vendrían sólo tres veces como demonios, los seguidores de Chaitania escribieron que Yaiá y Viyaiá habían pedido volver a encarnar una cuarta vez como demonios para poder acompañar a esta exclusiva encarnación de Krishná en Jali yuga (es algo que sucede sólo cada millones de Kali jugás)
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