Era obligado rendir culto a los dioses de la casa (lares, manes y penates), en forma de fuego del hogar, mientras no se extinguiera la familia. Su sacerdote era el Pater familias, y se celebraba en el lararium. Había dioses específicos para la vida cotidiana:
- Nundina, dioses o genios protectores del nacimiento y desarrollo del hombre
- Educa y Pontina, dioses del comer.
- Cunina o Cunaria, diosa que guardaba los niños en la cuna y a la cual ofrecían libaciones de leche las matronas romanas.
- Ossipago, dios que robustece los huesos.
- Abeona, diosa que enseñaban a andar.
- Fabulinus, Farinus y Locutius, dioses que enseñaban a hablar.
- Terduca, diosa que llevaba al niño a la escuela y lo protegía en el camino.
- Domiduca, diosa que lo devolvía al hogar desde la escuela y lo protegía en el camino.
El campesino invocaba al dios del barbecho, de la labor, de los surcos, sementeras, al de segar, trillar. Entre los dioses agrícolas están Rucina, Messia, Tutulina, Terensis, Apulino, Tellumo vervactor, Tellumo occator, Tellumo Messor, etc.
Los ganaderos tenían sus divinidades propias:
- Bubona, que velaba por los rebaños de bueyes
- Epona, que velaba por las yeguadas
- Pales, que velaba por los rebaños de carneros
- Flora y Silvanus, dioses tutelares pastores
- Pomona, diosas tutelares de jardineros y hortelanos
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